📣 ¡¡¡ATENCIÓN AMIG@S!!! 📣 Si estáis pensando en compraros un coche de segunda mano, mejor leeros esto antes 📣
Quería comprarme
un coche de segunda mano y, ante el gran mercado que hay hoy día, veo en
Internet, concretamente en el portal “coches.net” un vehículo que se ajusta a
mis necesidades. Y, entre tanto coche, me quedo con un anuncio que indica que
es “profesional” ofreciendo además “1 año de garantía”.
Para evitar
que me den “gato por liebre” y, ya que un servidor no está comprando coches de
segunda mano cada día, de hecho es la primera vez que lo hago a un desconocido,
me da más tranquilidad que el vendedor sea “profesional” y con todo “un año de
garantía” para esos posibles desperfectillos que puedan surgir.
Contacto al
“profesional”, ya pongo entre comillas lo de profesional. Un individuo que,
según su DNI, se llama Juan Irenco Lozano. Nos citamos en la nave nº 9 del
Polígono Industrial de la población de Rodonyà, provincia de Tarragona. También
vi en su anuncio que hace envíos a toda la península.
El vendedor
nos estrecha la mano a mí y a mi amigo quién entiende mucho de mecánica,
incluso llegó a trabajar de mecánico, y que opté porque me acompañase. Se ve
cordial, mira a los ojos y habla bien el “profesional”, lo cual, ya de entrada,
nos inspira confianza. Me deja las llaves del coche al que fui a mirar y nos
dice que lo probemos, que nos demos una vuelta por el pueblo, con toda la
confianza del mundo mundial. Sí, mi amigo y yo mientras probamos un Opel Corsa,
comentamos las buenas sensaciones que nos brindó el vendedor. El coche no me
acabó de hacer el peso, ya que tenía demasiado juego el cambio de marchas y un
lateral del coche, que no se mostraba en las fotos, estaba bastante rayado y
algo aboyado, si bien, según el “profesional”, en tres días estaba arreglado y
pintado en caso de que me lo quedara.
Me enseña
otro coche que entraba dentro del mismo presupuesto que llevaba en mente y en
la cartera. Un Seat Ibiza. Nos da las llaves y nos propone lo mismo, que
vayamos a probarlo. ¡Bien! El motor suena bien, el cambio de marcha va fino y ajustado,
el coche en general va por el sitio. Además nos dice que las correas de
transmisión se cambiaron hacía apenas 14000 kms, las revisiones de aceite y
líquidos al día, además de tener recién pasada la ITV. Y, si alguna cosilla rara
surgiera, pues me acogía al flamante año de garantía que me ofrecía.
Bueno, por
2000€ y 22 añitos el coche parece tener cara y ojos, al menos durante unos
pocos años para circular por las inmediaciones. Sobre todo, tal fue la labia y
la aparente confianza que nos dio el “profesional” que, tanto ni mi amigo ni yo,
nos dedicamos a comprobar con cierta minuciosidad durante unos segundos, in
situ, el estado real del motor y del coche por sus adentros.
Cerramos el
trato, le pago el dinero “trinco-trinco”, me da las llaves y ya vamos de vuelta
a casa con coche “nuevo”. Y Voilà! Al llegar a mi parking y viendo que le
costaba un poco de salir aire caliente del coche, le comento a mi amigo de
echar un vistazo al coche. Subo el capó y vemos que el depósito del agua del
motor está casi vacío, ha perdido todo el líquido durante el viaje. El aire
acondicionado sólo suelta aire caliente y no frío. Qué las correas de
transmisión tienen más de 100000 kilómetros, ya para cambiarlas por otras
nuevas. Los sensores de agua y aceite y motor del panel se quedan encendidos.
El intermitente delantero derecho está colgando. La toma del encendedor no
tiene corriente. La puerta del maletero no se aguanta abierta, hay que cambiar
los soportes. Las gomas del limpiaparabrisas están resecas. La palanca del
asiento del copiloto para abatir el asiento, salta. La radio no funciona.
Pierde aceite el motor. Además, que a los pocos días el “profesional” me
enviaría el Permiso de Circulación, cosa que el vendedor está obligado pero no
hizo y tuve que pedir y pagar a tráfico una copia del mismo. Una matrícula
nueva delantera, ya que se veía algo borrosa. Y el segundo juego de llaves del
coche. Cosas que tampoco realizó.
Obviamente
llamo al “profesional” para comunicarle dichos desperfectos del coche. Y para
mi sorpresa, este “señor”, bueno, a partir de ahora mejor llamarlo Pájaro, en
mayúsculas y sin comillas, qué le queda mejor, o, esto, vamos a dejarlo ahí.
Pues eso, que el Pájaro no me coge el teléfono o simplemente me cuelga. ¡Coño! La
mosca que tengo detrás de la oreja se está engordando de lo lindo. Por tanto,
viendo que don Pájaro se está haciendo el “longuis”, me presento en la nave nº
9 del polígono de Rodonyà, adónde compré el coche.
¡Hostias!
Aquello está cerrado a cal y canto, y, los alrededores que estaban llenos de
coches, supuestamente suyos para la venta, no se ve ni uno en la calle. Me
espero largos minutos a ver si por casualidad es que han salido a desayunar y
después vuelven para abrir. Nanái, qué por allí no aparece alma viviente. Salgo
a preguntar a uno de los vecinos de las naves y me dice que abren de tanto en
tanto, que no están allí cada día.
¡Cágon tó lo
que se menea! Ya siento que me ha engañado como a un pardillo. Vuelvo al coche
y llamo al Pájaro. Tampoco me lo coge. Entonces le envío un whatsapp, ahora
empieza el juego de los mensajitos que durará varios días, los tengo todos
guardados con capturas de pantalla por si tuviera que presentarlos a la
policía, diciéndole que estoy allí en su nave para mostrarle lo que está por
arreglar en el coche que le compré. Pero viendo que “se hace el sueco”, si bien
su apellido parece que es ruso, le digo qué si no me contesta le denunciaré a
la policía. Me responde de seguida, me dice que no me ha contestado hasta la
fecha porque estaba ocupado con clientes. Ya, ya, qué profesionalidad el
Pájaro, ¿eh? Que abren en Rodonyà sólo por citación, ya que su sede central de
ventas de coches está en Terrassa, provincia de Barcelona, aunque creo que vivía
en el Vendrell, pueblo de la provincia de Tarragona. Y, que me dará hora para
ver si esas averías realmente entran en garantía o no. ¡Buá! ¿A saber ahora, según
su comportamiento, qué es lo que me entra en garantía y qué no? Pero que, por
supuesto, lo de las correas de transmisión él no se hace cargo, qué eso va a
cuenta mía, ya que estamos hablando de unos 500€ más o menos el coste sólo las
correas. Le reitero que me ha engañado. Me dijo que estaban recién puestas y
resulta que estaban viejas para ser urgentemente sustituidas. Con el buen
palique que le caracteriza y siempre educadamente, me invita a que le denuncie
a la policía si lo creo conveniente, que estoy en mi derecho. Eso ya no había
mosca ni moscardón detrás de la oreja que lo entendiese. ¿Me está invitando a
que lo denuncie? ¡Ay, Pájaro! Ya se le ha visto el plumero, nunca mejor dicho.
Ahora dados los artificios y el buen hacer de don Pájaro, sin duda ninguna se
merece un ascenso, a partir de ahora será don Pajarraco.
Después de
experimentar las artimañas del Pajarraco, me voy a la comisaría de los Mossos
d’Esquadra. Le expongo el tema al Mosso que me atiende. Nada más acabar de
contárselo veo que sale de la oficina y me devuelve el DNI. ¡Vaya! Esto no
tiene buena pinta, no me ha hecho pasar a la oficina para tomarme declaración y
redactar la denuncia. A continuación me dice que tranquilo, qué no soy el
primero a quién le ha pasado estas cosas. Estos tipos de engaños suelen ser
comunes, se les llama “vicios ocultos”, que son los posibles desperfectos que
surgen después de haber realizado la compra de un vehículo que supuestamente
estaba en buenas condiciones. Me comenta que si creo que he sido engañado por
el vendedor pues que proceda a denunciarle. Ahora, me informa el Mosso que se
trata es un trámite “por lo civil”, y que, por tanto, me tendría que buscar un
procurador, un abogado, un perito y contar con los posibles gastos del juicio
en caso de perderlo. ¡Joer! Y de la misma manera me comenta que no me ha tomado
declaración de la denuncia, ya que al ser “por lo civil”, lo redactado por los
Mossos muy posiblemente no pasaría del buzón de recepción del juzgado. ¡Vaya! Fantástico.
Qué, si fuese “por lo penal”, entonces ya sí que sería justicia gratuita y
efectiva la denuncia, siempre y cuando fuese aplicable el caso, claro está. Antes
de despedirme, le inquiero al Mosso d’Esquadra si procedería una denuncia en la
“Oficina del Consumidor”. Me dice que sí, que sería otra opción de denuncia
siempre y cuando el contrato no sea entre particulares.
Salgo de la
comisaría y me dirijo hacia el “Consell Comarcal” en busca de la Oficina del
Consumidor. ¡Mierda! Saco el contrato y veo que pone “entre particulares”. Son
de esos sencillos que te bajas de cualquier lado de Internet. Le empiezo a
comentar mi caso a la secretaria de la Oficina del Consumidor, sin embargo,
ella al ojear el contrato ya me para y dice que no procede, que para llevar a
cabo la reclamación, el demandado tendría que tratarse de un concesionario, una
empresa o una entidad. Porque al ser entre particulares eso ya es cosa de un
trato entre dos personas. ¡La p…d…oros! Otra cosica que el Pajarraco ya tenía
en cuenta.
Vuelvo a
casa y llamo a mi abogado. Le explico el tema. Lo primero que me pregunta es
cuánto me ha costado el coche. Al decirle el precio me contesta que “me va a
salir más cara la correa que el perro”. Me desglosa, por encima, los gastos de
un juicio por lo civil; procurador, abogado, perito, gastos de juicio, etc. ¡Ups!
Tal vez hablamos de 3 o 4 o 5 en miles de euros. Por ende, qué mejor que me olvide del caso,
añadiéndome que esa clase de vendedores están curtidos en mil batallas, que
hecha le ley hecha la trampa, y se cubren las espaldas de manera que no los
puedan pillar según las leyes que tenemos vigentes. Así que si quieres
empapelar al Pajarraco hay que rascarse el bolsillo. ¡Uff! Esa es la otra
realidad de la justicia, que si quieres que sea “justa” tienes que tener una
cartera gordita, gordita, si no, no hay justicia
que impartir, no hay nada que hacer. Y pensándolo en frío, aunque tengas una
buena cartera, tampoco tiene mucha lógica que te tengas que gastar más dineros
para que te den la razón, de lo que en realidad te ha costado el producto. En
fin, que estamos pillaos por todos lados. ¿Quién paga el pato al final? Pues
quién va a ser, como siempre, los del pueblo llano.
Y ya con un
último intento a ver si por casualidad sonara la flauta, doy parte al Grupo de
Delitos Telemáticos de la Guardia Civil, no fuere que tuviesen alguna otra
herramienta “CazaPajarracos” que desconozca.
No obstante me informan lo mismo que la policía autonómica.
¡Vaya
decepción! De acuerdo que no estamos hablando de grandes estafas o fraudes a
nivel económico, pero, parece mentira que todavía en el siglo XXI haya gente
que vayan engañando y jugando con los dinerillos de otros y que encima se te
rían a la cara. Y ya sé que estamos hablando de 4 duros. Sin embargo, si esto
no lo paramos, son 4 duros míos, 4 duros tuyos, 4 del otro, y 4 más del otro
que vendrá después. Esto es un escándalo. Es indignante. Es una vergüenza.
Dando unos
últimos coletazos de venganza denunciadora, me dirijo al portal web dónde vi su
anuncio: “coches.net”. Quiero ponerle una malísima opinión en los anuncios que
tiene don Pajarraco allí puestos. Nada. Imposible. Tiene las pestañas de “opiniones”
bloqueadas. Nadie puede escribir una opinión en sus anuncios. Otro detalle que
el Pajarraco tenía controlado. Seguidamente decido contactarlos. Les hablo del
tema que me escuece. Me comunican que están a mi entera disposición para ayudarme
con la denuncia y hacer llegar tanto a los Cuerpos de Policía del Estado como
al Juzgado de turno cualquier información relacionada con el posible
defraudador. Sin embargo, como que no he denunciado de forma oficial, la ayuda
de la famosa página web es cero patatero para mis intereses.
¡Ah! Ahora
me viene en mente que en el contrato me puso más kilómetros de los que tenía el
coche en realidad cuando me lo vendió. Supongo otro método de trampa para
decirte que alguna pieza no entra en la garantía porque has hecho muchos
kilómetros ya con él, que eso es ya desgaste y así se lava las manos don
Pajarraco.
Finalmente
llego a la conclusión que toca hacer lo de Juan Palomo: yo me lo guiso y yo me
lo como. No me queda otra que hacer una
denuncia pública por redes sociales así llegue a la sociedad, en cuanta a más
gente mejor, a personas como yo que por las razones que sean, sólo buscamos un
cochecito de segunda mano que nos haga la faena de llevarnos de aquí para allá.
A ver si al menos podemos despertar conciencias para que estemos en alerta y que
nadie le compre a este Pajarraco ni a otros de su misma especie ningún coche
más, si no son legales para con nosotros. Y a ver si así haciendo públicos sus timos,
trampas y engaños se les cae la cara de vergüenza y empiezan a ser
profesionales de verdad. Lástima no haber escuchado al gran amigo Félix decir que
esta especie de Pajarracos estaba ya extinguida. Pero desafortunadamente parece
que siguen carroñando por nuestros limítrofes hoy en día. Y qué sí, que tienen
que haber personas que se dedique a hacer este tipo de negocios para ganarse la
vida, faltaría más, no obstante, que lo hagan de manera honrada y honesta. Qué
sé que también los hay. Por tanto, ya que la justicia no nos ampara equitativamente
en estos menesteres, al menos a ver si nos amparamos entre nosotros, entre los
consumidores, entre los ciudadanos de a pie y prestemos atención a esta serie
de detalles antes de comprar un coche usado. Así, intentar que nadie más de
nosotros caiga en las garras de estos Pajarracos inmundos. He dicho. José Ángel
Castro Nogales. 29/10/2024 🙋♂️
*P.D.: Pongo
fotos del estado de las correas de transmisión, del depósito de líquido del
motor, pérdida de aceite y el contrato.
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