Cautivo de
tus paredes,
sintiendo que
ya no puedes,
lavarte de
aire las pestañas,
con las
caricias del viento que tanto extrañas.
Y todo pasa…
Amanece un
nuevo día,
marcado por
un guía,
gobernado
desde las distancias,
que tanto
enaltecen tus ansias.
Y todo pasa…
Añoro de todo
lo que querías hacer,
pero nunca
hiciste ni llegaste a acometer,
¡Oh tiempo
mío, preciado oro!
¿Adónde te
fuiste? Cómo te adoro.
Y todo pasa…
Una mirada
alrededor has de dar,
la vida qué ya
no puedes comandar,
pues el mundo
se ha parado de súbito,
tu ilusión y tu
deseo decúbito.
Y todo pasa…
Y cuánto
echas de menos,
esos abrazos serenos,
aquellos besos
apasionados,
y el calor de
tus labios amados.
Y todo pasa…
Cuán lejana
ves la inocencia de tu hijo,
no poder arrimarla
a tu pecho qué le de cobijo,
el no
sobresaltarte con sus achuchones espontáneos,
qué se te
nublen sus carcajeos instantáneos.
Y todo pasa…
Obligados a
reflexionar estamos todos,
sobre nuestras
actitudes arrogantes metomentodos,
qué han trabado
las velocidades del mundo,
un nuevo
cauce para no desalmar este planeta furibundo.
José Ángel Castro Nogales
Villanueva Mesía, Granada, España
04/04/2020
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